Ruido mediático, lo que se ve en propuesta de consulta popular sobre el TLCAN
¬ Mario Sánchez M. viernes 11, Ago 2017De poder a poder
Mario Sánchez M.
- Inconclusa, la reforma en materia de participación ciudadana
- Mejorar distribución del agua y su saneamiento: María Eugenia Ocampo Bedolla
¿Está usted de acuerdo en que, en el marco de las renegociaciones del TLCAN, México ponga en la mesa de negociación el tema energético? ó
¿Está usted de acuerdo en que se derogue la Reforma Energética?, son interrogantes que desde ahora un grupo de académicos, legisladores y representantes de la sociedad civil, pretenden que sean sometidas a consulta en la jornada electoral del primer domingo de julio del año próximo.
Mientras, dicen, el tema debe quedar “encorchetado” y que no haya ningún acuerdo al respecto en las mesas de negociación en que participarán funcionarios de México, Canadá y E.U., a partir del 16 de agosto próximo.
La propuesta en principio suena electorera y el trámite por simple que parezca no es tal. En ese contexto no hay que olvidar que (dicho por expertos y especialistas en la materia) el capítulo energético en esta renegociación es fundamental y es precisamente ahí donde el gobierno mexicano busca impulsar una modernización que contemple las oportunidades de competitividad interna, se acelere el crecimiento económico y que haya más oportunidades de empleo para sus habitantes.
La propuesta de consulta popular tiene fines electoreros, no hay duda, porque con insistencia los tres países que habrán de participar en esta mesa de renegociación del TLCAN han previsto que las pláticas concluyan en diciembre próximo, precisamente para evitar que su discusión se politice por las elecciones de los tres países ese año -en México, las presidenciales, y eso no parece importarles a la maestra en economía Ifigenia Martínez, fundadora del PRD y los académicos Javier Jiménez Espriú y Alfredo Rojas Díaz Durán, los dos últimos muy allegados a Andrés Manuel López Obrador, porque con ese tema quieren llegar a influir en las elecciones de 2018.
Los promotores de la consulta, además, primero tendrían que cumplir con una serie de requisitos como el hecho que la misma tengan el respaldo del 2% de convocantes en la lista nominal (firmas) y posteriormente del 40% de votos de padrón electoral para que sus resultados sean vinculatorios, es decir requiere de ese apoyo para que la autoridad competente acate dichos resolutivos.
Entonces lo que se ve en esta propuesta hecha al senado de la República, con apoyo de grupo parlamentario del Partido del Trabajo, es un fin electoral y mucho ruido mediático en el entorno de las renegociaciones del tratado trilateral, nada más.
Es cierto, la consulta popular es una figura que fue aprobada con la Reforma Política de 2014, y se enmarca en un nuevo escenario de participación política para la ciudadanía mexicana, pero para poder realizar un ejercicio como la consulta popular planteada para el TLCAN o la Reforma Energética, sus impulsores primero deben propiciar la aprobación de la ley o norma secundaria de la nueva figura, ya que el precepto constitucional conserva el mismo estatus de propuestas como el de los gobiernos de coalición, es decir no cuenta con los ordenamientos secundarios necesarios para su implementación total.
Entonces, para lograr que las referidas preguntas o cualquier otra puedan acompañar las boletas electorales en 2018, primero tienen que confeccionar las leyes secundarias de la Consulta Popular.
Por lo demás, no es la primera vez que se plantea un ejercicio de este tipo para un proceso electoral, que ya en el proceso conocido como intermedio, de 2015, los partidos de Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), y del Revolucionario Institucional (PRI), hicieron planteamientos de mayor participación ciudadana con diferentes temas.
Los tricolores querían llevar a consulta la reducción del número de integrantes del Congreso de la Unión, los blanquiazules propusieron elevar el salario mínimo en todo el país, en tanto que los del sol azteca pretendían derogar la Reforma Energética mediante ese procedimiento, y al final ninguna de las propuestas prosperaron al ser desechadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Por tal motivo, se anticipa que una consulta que tenga el interés de derogar cualquier reforma constitucional, como la energética o la educativa, no tendrá el éxito deseado si antes no pasa por el filtro del Congreso de la Unión, y como es un hecho que eso ya lo saben los promotores de este ejercicio ciudadano queda claro que se dan por bien servidos con el ruido mediático que por sí solas provocan, y ese parece ser el caso de las interrogantes aquí comentadas, así que hasta ahí llegaron.
AGUA DE LLUVIA.- Hace unos días la diputada federal María Eugenia Ocampo Bedolla, del Grupo Parlamentario Nueva Alianza, habló sobre la necesidad de mejorar la distribución del agua y propiciar el saneamiento del agua de lluvia, lo que de alguna manera nos hace reflexionar sobre la carencia de este recurso en el país y de la urgencia con que debemos afrontar el problema.
La también secretaria de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, comentó que el Programa Nacional para Captación de Agua de Lluvia y Ecotecnias en Zonas Rurales (Procaptar) de la Conagua, debe implementarse incluso en las grandes urbes, toda vez que permitirá regular la explotación, uso y aprovechamiento del líquido, así como reducir la presión de los mantos acuíferos, problemas de sequía e inundaciones.
Tal vez el comentario de la legisladora no es para hacer crisis o plantear situaciones catastrofistas, pero a nadie debe escapar la urgencia de consolidar una cultura del ahorro del agua, una cultura que nos permita no solo ahorrar sino optimar el uso del vital líquido; una cultura que nos permita reutilizar el agua de lluvia y además regenerar nuestros ecosistemas. Que conste.